martes, 2 de julio de 2013

ZAPATERO A TUS ZAPATOS

La última Feria del Libro de Madrid ha suscitado una curiosa polémica. Se han levantado voces a favor de los escritores, consagrados o noveles, y en contra de aquellos contertulios, periodistas, famosos y famosillos que han presentado sus libros, entre largas colas de un público que se acerca no se sabe bien si para verlos o porque realmente está interesado en su publicación.

Creo que es lamentable ver cómo esos autores que pueblan las páginas de los libros de texto de nuestros hijos como figuras vivas de la Literatura española contemporánea, reciben la visita de contados paseantes que muestran interés por su obra. Sin embargo, aquella mujer que solo tuvo como misión dar la vida a un reconocido torero se harta de firmar uno tras otro ejemplar.

Con esto no quiero decir quién tiene derecho o no a escribir un libro. Todo el mundo, independientemente de su profesión, edad, cultura, o ideología, tiene, seguramente, una historia que contar. Ahora bien, qué debe prevalecer: la historia en sí o cómo está contada. Yo me quedo con las dos.

Resulta evidente, por otro lado, que los datos objetivos no mienten. Las editoriales aumentan sus ventas gracias a los libros que venden estas reconocidas figuras de la televisión. He escuchado a una de ellas incluso añadir que se debe fomentar la lectura, del tipo que sea.

Y yo me pregunto, ¿no es mejor captar un lector de calidad que no cantidad? Considero, y es una perspectiva personal, que se debe luchar por captar al lector desde pequeño. Los niños son lectores en potencia que hay que mantener. Creo, sinceramente, que la literatura juvenil hasta hace muy poco ha sido escasa, pasando de los libros infantiles a los de adulto no cubriendo las necesidades de un público que no encontraba la oferta que demandaba y que sí podía cubrirse con televisión, videojuegos, ordenadores, etc.


Además, creo que muchas de las subvenciones que se han perdido en construcciones inútiles, en festividades, efemérides diversas, y otros tantos eventos sin un fin claro, deberían haber ido a parar a las editoriales que, en definitiva, son las que nos proporcionan la materia prima que puede ayudar a un país que busca progresar.

2 comentarios:

  1. Se trata de un problema editorial. Las empresas no suelen fijarse en la literatura, sino en las posibilidades de ventas; de ahí el caso que refieres.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente, son empresas y funcionan como empresas para obtener beneficios pero creo que no se han percatado de que un lector joven es un lector para toda la vida y ahí puede estar su beneficio, a largo plazo, por supuesto. Creo que en los jóvenes se pierde el placer de la lectura tal vez porque no se cubren sus necesidades lectoras.
    Un abrazo, amigo Francisco.

    ResponderEliminar