miércoles, 24 de julio de 2013

LA CITA DE LAS SEIS

Ana estaba desconcertada. Una desconocida voz al otro lado del hilo telefónico le decía que su cita se había cancelado. Rosa llevaba un año asistiendo a su bufete semanalmente. Se habían conocido porque Ana colaboraba con una asociación sin ánimo de lucro.
-No sabía que Rosa tenía otra hija, nunca me lo dijo –su aseveración era más una pregunta velada-. Al principio me hablaba de su bebé robado, aunque creo que se conformó y luego no quiso encontrarlo. Yo sabía que ponía excusas para venir: una persecución, un inminente embargo,… Creí que estaba sola.
-No lo buscaba porque hace un año la encontró.

En ese momento Ana levantó la vista de la agenda que  tenía en su mesa hasta posarla en el espejo que presidía la pared de enfrente. Descubrió un rostro conocido, envejecido por el paso del tiempo. En esa imagen reconoció a su cita de las seis.

Con este relato he participado y ha sido seleccionado en el V Concurso de Microrrelatos sobre Abogados en el mes de junio. El relato debe tener un máximo de 150 palabras, y contener obligatoriamente cinco palabras que el Comité de Selección indica. Para el mes de junio fueron las siguientes: LUCRO-EMBARGO-PERSECUCIÓN- ESPEJO-BEBÉ.

sábado, 6 de julio de 2013

DOLOROSA DECISIÓN

 Vuelve a mirar el reloj que preside el escritorio en el que lleva estancado casi un año. Las agujas corren más deprisa que nunca; ya se había dado cuenta de que cada día que ha ido pasando de este último año, han ido corriendo más y más. El tiempo se agota como un reloj de arena al que solo le queda un último grano por caer.
Vuelve a mirar el folio en blanco. Está atascado; se siente atrapado. Tiene que entregar la novela en el plazo acordado con su editor, “no te preocupes, en menos de un año tienes tu novela en la editorial, otro éxito, te lo aseguro”, le había dicho entre risas mientras firmaban el contrato que ahora lo ahogaba como la soga al ahorcado. Un año. Pero él no contaba con que el tiempo pasara tan rápido.
Vuelve a mirar la novela que tiene sobre su mesa. Un escritor joven se la entregó en aquella feria del libro para que le diera su opinión de consagrado escritor. Es buena, muy buena.
Vuelve a debatirse entre su conciencia y su angustia. Preferiría no hacerlo.

Vuelve a descolgar el teléfono. “Ya está terminada”, informa a su editor.

Este relato ha sido presentado al III Certamen de relato corto... para mesilla de noche. En esta ocasión el tema del mes de Julio es PREFERIRÍA NO HACERLO. El relato no debe contener más de 200 palabras.

martes, 2 de julio de 2013

ZAPATERO A TUS ZAPATOS

La última Feria del Libro de Madrid ha suscitado una curiosa polémica. Se han levantado voces a favor de los escritores, consagrados o noveles, y en contra de aquellos contertulios, periodistas, famosos y famosillos que han presentado sus libros, entre largas colas de un público que se acerca no se sabe bien si para verlos o porque realmente está interesado en su publicación.

Creo que es lamentable ver cómo esos autores que pueblan las páginas de los libros de texto de nuestros hijos como figuras vivas de la Literatura española contemporánea, reciben la visita de contados paseantes que muestran interés por su obra. Sin embargo, aquella mujer que solo tuvo como misión dar la vida a un reconocido torero se harta de firmar uno tras otro ejemplar.

Con esto no quiero decir quién tiene derecho o no a escribir un libro. Todo el mundo, independientemente de su profesión, edad, cultura, o ideología, tiene, seguramente, una historia que contar. Ahora bien, qué debe prevalecer: la historia en sí o cómo está contada. Yo me quedo con las dos.

Resulta evidente, por otro lado, que los datos objetivos no mienten. Las editoriales aumentan sus ventas gracias a los libros que venden estas reconocidas figuras de la televisión. He escuchado a una de ellas incluso añadir que se debe fomentar la lectura, del tipo que sea.

Y yo me pregunto, ¿no es mejor captar un lector de calidad que no cantidad? Considero, y es una perspectiva personal, que se debe luchar por captar al lector desde pequeño. Los niños son lectores en potencia que hay que mantener. Creo, sinceramente, que la literatura juvenil hasta hace muy poco ha sido escasa, pasando de los libros infantiles a los de adulto no cubriendo las necesidades de un público que no encontraba la oferta que demandaba y que sí podía cubrirse con televisión, videojuegos, ordenadores, etc.


Además, creo que muchas de las subvenciones que se han perdido en construcciones inútiles, en festividades, efemérides diversas, y otros tantos eventos sin un fin claro, deberían haber ido a parar a las editoriales que, en definitiva, son las que nos proporcionan la materia prima que puede ayudar a un país que busca progresar.